¡MIRA LO MUCHO QUE HEMOS LOGRADO JUNTOS!

Contigo, en Asopica hemos recorrido 16 años llevándole educación, alimentación y calidad de vida a cientos de niños Yaruro/Pumé y a sus familias.

Por la pandemia, hoy nuestros niños están en sus comunidades, casi a la intemperie, comiendo semillas de árboles, topochos, yuca y con suerte algún pavón, ayudando a sus padres en las labores domésticas. Están sin aprender, sin jugar, sin el acompañamiento de sus maestras quienes también están en sus hogares a la espera de que algo cambie para volver a las aulas.

Por eso te necesitamos hoy más que nunca. La educación a distancia para los niños solo será posible si trasladamos “La Coromoto” a sus casas, si le llevamos a sus maestras, su amor y acompañamiento, sus cuadernos, sus tareas, sus juegos. Comerán de manera balanceada solo si les transportamos comida a las 60 familias de los estudiantes. Para hacer eso necesitamos hacer largos recorridos de difícil acceso por la sabana apureña, combustible, adquirir suficientes alimentos para todos, imprimir sus guías de aprendizaje, entre otros.

Llevarle esperanza a todos y cada uno de ellos solo te tomará dos minutos sin moverte de tu casa, pero estarás apoyándonos en el camino de seguir cambiando vidas, gracias de antemano por tu tiempo e interés en la educación y alimentación de los niños.

Ten la seguridad que tu donación será bien recibida y compensada con la satisfacción de ver realizados los sueños y anhelos de decenas de niños que claman por educación y por la oportunidad de tener una mejor vida.

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LA COROMOTO VA AL ENCUENTRO DE SUS ESTUDIANTES

LA COROMOTO VA AL ENCUENTRO DE SUS ESTUDIANTES

Esta primera semana de julio logramos reencontrarnos con nuestros estudiantes y personal docente y obrero de la Escuela La Coromoto, después de un esfuerzo importante de planificación y logística conseguimos llevar a las comunidades donde viven los niños, a sus maestras, sus tareas y también alimentos para ellos y sus grupos familiares.

La educación a distancia para escuelas ubicadas en zonas rurales y fronterizas como la nuestra, suponía para Asopica unos retos particulares, ¿qué hacer si los alumnos y maestras no tienen computadoras, teléfonos inteligentes, internet y en algunos casos ni siquiera luz eléctrica?. ¿Qué hacer frente a una crisis de combustible que nos impedía llegar con nuestro transporte escolar a sus comunidades indígenas recorriendo largas distancias en condiciones de extrema dificultad? Pues la respuesta siempre nos resultó obvia, debíamos llevarle la escuela a sus hogares, en consecuencia nos tocaba crear, imaginarnos soluciones y escenarios posibles, ser flexibles y empeñarnos en el esfuerzo, así que lo logramos, y como siempre, lo logramos juntos, con el apoyo y acompañamiento de nuestros aliados.

Llevarle educación a los niños, así como brindarles acciones de asistencia y protección es lo que le da sentido de propósito a nuestro quehacer diario, así que sus sonrisas y alegría al vernos han sido nuestra mejor recompensa.

Hemos aprendido haciéndolo, cada vez más, por eso hoy tenemos soluciones sostenibles para garantizarles su proceso de enseñanza-aprendizaje, y alimentación balanceada y de calidad nutricional a través de nuestros donantes.

Hoy podemos decir que lo hemos logrado, y lo seguiremos haciendo siempre que sea necesario a los fines de asegurarles mejor calidad de vida a ellos y sus familias.

¡Juntos seguimos haciendo la diferencia!

El que siga habiendo clases en construcciones con piso de tierra, sin luz ni agua, sólo puede explicarse por la voluntad heroica de alumnos, maestros y tutores, convencidos de que la educación es indispensable para mejorar su vida, la de sus comunidades y la del país.